Hermosos años de niños, tierno amor para los adultos, diversión sana para los chiquilines. Ese deseo de jugar sin parar, hasta que se esconda el sol o te llamen para ir a dormir, porque al otro día hay que estar presente en ese sistema de "educación" obligado...por suerte hoy existen nuevas alternativas.
Aún no existen las caricias, o quizás sí pero muy leves, de esas que más valen...un corto beso en la mejilla al despedirse, para luego salir corriendo para no mostrar la cara ruborizada, quizás la de ambos...y después dormirse pensando en ese beso tierno, inocente, que significa un mundo en ese momento...si volvieran esos tiempos...
Luego vino el intercambio de cartas, porque después de ese beso, ya se sabía que era más que simple amistad. Simples escritos diciendo "te quiero", o "me gustas"...era así de fácil y lindo, amor de niños. Te hacía volar sin alas, flotar en las nubes, olvidarse del mundo y del tiempo, solo ella importaba en cada uno de esos días. Pasar la mayor parte del tiempo juntos y las noches pensando en ella.
Después de un tiempo nunca vino la respuesta, porque ese querer era mutuo, pero el "amar" nunca se supo...y es que son los tiempos en que la conquista va solo por un lado, y ella es solo la conquistada, que puede disfrutar de esa etapa, sin importar la incertidumbre y duda sembrada en él, que lo único que espera es una respuesta, algún indicio o señal, que le confirme las esperanzas de algún día ser correspondido...
