Tuesday, October 28, 2014

Alza La Voz Esperanza


Vi un documental sobre Víctor Jara ayer en la noche, y hoy escucho su música. Siendo chileno debería quizás saber más sobre su historia, pero reconozco haber permanecido ciego y sordo con respecto al pasado del cuál no fui parte directa, más si lo fueron mis padres (te recordé con "Luchín"), y posiblemente yo viví los reflejos de las heridas en ellos, sin comprenderlo en esos momentos. Las atrocidades vividas en Chile, a partir del 11 de Septiembre de 1973, el Golpe de Estado, donde nuestro propio ejército (con financiamiento y apoyo del gobierno de Richard Nixon junto a su secretario de Estado Henry Kissinger) atacaba y asesinaba a nuestro presidente, (Salvador Allende) atacaba, torturaba y asesinaba al pueblo, y a todos aquellos expresivos y valientes temerarios que simplemente dijeron lo que pensaban o lo expresaron de la mejor forma que sabían hacerlo....entre ellos Víctor Jara, cantándole a la vida..."El Derecho De vivir En Paz" (documental sobre Víctor Jara).

Irónicamente este escrito no es sobre política, ya que nunca ha sido mi tema, pero si es totalmente sobre el derecho de expresión, y más que el derecho a poder hacerlo, es sobre las ganas de hacerlo...porque nadie puede silenciarte si tú no los dejas. Decir lo que uno piensa y siente, sin realmente censurarse por pensar en las repercusiones, es ser honesto con uno mismo, y no editarse siguiendo las líneas de lo que es correcto según un protocolo a seguir, o según la cultura reinante, o los tiempos en que se vive. Muchos que hacen esto son llamados conflictivos, rebeldes y extremistas algunas veces, y feliz acepto esa etiqueta, si a eso se refieren con el no callar lo que uno cree que es justo, lo que uno cree que es nuestro derecho a vivir mejor, lo que realmente nos mantiene vivos.

Cada uno de esos rebeldes como los llaman (por ir en contra del sistema y no seguir a las masas) son los responsables del cambio que muchos viven y disfrutan hoy en día, sin haber sido parte actuante de esos actos, pero subiéndose al tren de la victoria cuando ya todo era seguro. Y no tiene sentido seguir viviendo de nuestra participación o ausencia de lo que ocurrió en nuestro pasado, más mucho sentido tiene el empezar a mover los trenes en nuestros tiempos, sin el miedo a recibir balas de opresión, que traten de silenciar nuestras voces y actos, que aquellos tiranos que en estos tiempos gozan de poder, saben que cambiarán al mundo.

Tantos medios de expresión existen hoy en día, tantos más que antes...es mucho más lo que está permitido hacer, y sin embargo, muchos siguen callando por miedo, por temor al ridículo, por no sentir la sangre pidiendo un fluir más puro, y por saber que siempre habrán otros dispuestos a alzar la voz, aunque ellos se queden sentados esperando. Entonces que más cómodo que esperar a que otros lo hagan, a que otros construyan ese cambio, para luego simplemente disfrutarlo, sin haber corrido ningún riesgo. Y es que en la vida hay actores y hay una audiencia. Quizás por esa razón es que muchos piensan "el que yo cambie no va a cambiar al mundo"...y cuando son muchos los que piensan así, esa es justamente la razón por la que los cambios se demoran tanto en llegar. Si mil gotas de agua fueran las que llenan un vaso, 999 no serían suficientes, y solo 1 gota más haría la diferencia. Así como también la primera gota derramada es la impulsora de todo ese movimiento.

Ojalá muchos sean los que lo canten, dibujen, lo hablen y escriban...no es necesario hacer una huelga, o una protesta violenta para generar un cambio, pero si es válido. Yo lo escribo, y lo comparto para que sea leído por los que lo han olvidado o no reparan el ello.

Reflexionen solo unos momentos sobre esto. Siempre se dice, que debemos generar un cambio para que nuestros hijos y nietos lo puedan disfrutar en el futuro....y eso se dice simplemente porque no existe la confianza de que el cambio ocurra rápido. Pero eso depende solamente de cuántos actores se quieran sumar a ese cambio de mentalidad, y de cuántos de la audiencia decidan dejar la comodidad estacionaria que los mantiene en observación y en espera porque ocurra ese cambio, visto a veces como un milagro, justamente por la falta de acción. Ese cambio lo podríamos disfrutar también nosotros, y no solamente las generaciones futuras, si fueran todos los que estuvieran dispuestos a empujar el carro. Y si estás pensando que esto no va a pasar, es que entonces no entendiste el sentido de este escrito.

Namaste
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