Estar
lejos de mi casa, estar lejos de mis mascotas, de mis hermanos pequeños,
perros, gatos, caballos, e incluso
gallinas (aunque ellas no sean muy afectuosas por el momento)…igual se echan de
menos. Y es que vivir con ellos todos los días, comunicarse con los animalitos,
sentir que no eres juzgado, y a la vez tampoco juzgarlos a ellos, porque como
que habría que estar loco para juzgar a un animalín, sentirte apoyado todo el
tiempo, sentir el cariño sin tener que pedirlo, y en cualquier momento, incluso
cuando uno no les dedica mucho tiempo y no les da mucho cariño, ellos siempre
están ahí.
Lo ven como su deber, darle cariño a su amo, a los humanos en
general, aunque sean mal tratados. Que tristeza ver como alguna personas tratan
a los animales…otras ni siquiera los tratan, los ignoran completamente, creo
que finalmente es mejor reconocer que uno no tiene tiempo o que simplemente no
quiere hacerse responsable de un animalito, porque hasta el día de hoy siguen
habiendo muchas personas que sabiendo que no pueden hacerlo tienen animales
igual y en las peores condiciones, pasando hambre, sin un techo donde
refugiarse, sin una mantita dónde acostarse, y muchas veces maltratados
física y sicológicamente.
Hace
unos días, viendo la película “Hachiko” me dio mucha nostalgia y empecé e
recordar a mis perritos. Como dije anteriormente, el primer deber (autoimpuesto) que tiene una
mascota es acompañar a su amo. ¿Será que ellos entienden que para nosotros no
siempre son la prioridad, y que otras personas muchas veces (no siempre) vienen
antes que ellos en nuestras vidas? Y si no lo entienden así, ¿Por qué es que
siempre siguen siendo tan fieles y nos acompañan sin importar las
circunstancias? ¿Por qué es que no podemos ser como ellos? No juzgar, simplemente
amar al resto, sin discriminar por raza, sexo o ideología, si en el fondo somos
todos iguales, y a la vez somos individuos únicos.
Tanto
tenemos que aprender de los animales, y ellos tan poco de nosotros…lo raro es
que “el ser humano es el animal más evolucionado”…muchas veces la ventaja no se
nota mucho. Ojalá reciban mucho cariño, si no es siempre, por lo menos una vez
en sus vidas, aunque se lo merecen siempre, pero ellos, con un pequeño cariño,
aunque sea lejano, solo eso les basta para mover su colita, y cambiarnos el
día, hacernos felíz la vida…ámenlos, como a sus hermanos menores, como a sus
hijos (para quienes no los tienen)…aprendan de ellos, que tienen mucho que enseñarnos.